La separación.
—Jimin —dijo el joven tratando de sonar sereno—. Antes que nada, quiero decirte que eres una persona muy especial para mí, yo te admiro y te respeto profundamente.
Esa frase más que halago se sintió como una bofetada, como la premonición de algo peor.
—Jimin —dijo el joven tratando de que sus palabras no hirieran, lo que sabía iba a ocurrir—. Me temo que he estado actuando algo distante contigo últimamente, pero créeme si te digo que el culpable soy yo.
Jimin quería desviar la conversación a otro tema, pero comprendía que debía dejar que Jungkook hablara de una buena vez, aunque su corazón estuviera rompiéndose en mil pedazos.
—Te quiero mucho, Jimin —dijo sinceramente—. Tú has sido la persona que más me ha apoyado en mi vida, tu ternura y comprensión son tesoros que siempre tendré conmigo, pero...
—¿Qué pasa Jungkook? —Jimin ya estaba sumamente nervioso.
—Me temo que tendremos que posponer la boda.
—¿Posponer la boda o romper nuestro compromiso? —lo dijo tan rápido que sorprendió a Jungkook.
—Solo digo que creo que debemos pensarlo mejor.
—El amor no se piensa, se siente.
Jungkook tragó en seco.
—No creo poder desposarte si en mi corazón está la duda de lo que de verdad siento, y tú te mereces a alguien que no tenga tantas dudas.
—¿Hay algo que pueda hacer, para aclarar esas dudas? —preguntó en un loco de Jimin de evitar lo inevitable.
—Lo lamento Jim, sé que te estoy rompiendo el corazón, pero tengo que ser sincero contigo, tú eres un hombre admirable, hermoso y no tengo nada que reprocharte, soy yo el que está fallando en este caso.
—¿Y por qué me lo dices hasta ahora? Ya que han pasado casi tres años de que nos comprometimos, que nuestras familias dan por hecho nuestra unión. ¿Acaso nunca sentiste nada por mí? ¿Desde cuándo me has estado mintiendo?
Jungkook sabía que él estaba en todo su derecho de hacerle esas preguntas, pero no se sentía capaz de contestarlas ni a él mismo.
—Jim, todo este tiempo he tratado de cambiar mis sentimientos, de verdad que lo he intentado, pero ha sido en vano. Todo hombre busca en su pareja la abnegación y la entrega hacia el hogar y hacia él, sé que lo tengo contigo, pero no basta solo eso, también debe de haber una chispa que encienda el corazón y que te haga erizar la piel.
—¿Y yo no lo he logrado, ¿verdad? —lo dijo con voz lastimera—. ¿Qué atractivo puedo ser ante tus ojos? Solo soy un muchacho simple que tuvo la suerte de que te comprometieras a mí, ni siquiera pude conquistar tu corazón, ¿verdad? Solo fue compromiso.
—Jimin, ya te dije que eres un hombre muy valioso.
—Pero eso no logra que me ames, ¿cierto? —y el silencio reinó entre los dos.
Jimin se puso de pie y Jungkook lo imitó, el joven caminó unos cuantos pasos y le habló sin mirarlo.
—Entonces, no hay nada que hacer, y tú ya no tienes nada que hacer aquí.
—Hablaré con tus padres para...
—No por favor —se volteó a verlo con los ojos nublados por las lágrimas—. No me humilles más, hablaré yo con ellos, pero ya no te quiero aquí.
—Pero Jimin, es mi deber ofrecer una disculpa a tus padres.
—Tu único deber era conmigo y eso ya no existe, eso ya me lo dejaste muy claro, por favor acaba de una vez de marcharte.
Jungkook comenzó a alejarse, pero antes de dejar esa casa para siempre, giró a mirarlo por última vez.
—Perdóname Jimin, de verdad, sabes que, si pudiera evitarte este sufrimiento, lo haría.
Park lo miró con dolor y el rostro cubierto de lágrimas.
—¿Quieres saber una cosa? Y te lo digo sinceramente, aunque lo tomes como lo que diría un hombre despechado. Sabrás lo que estoy sintiendo, porque lo que me has dicho hoy, te lo dirá el hombre que amas, porque él nunca te corresponderá.
—Jimin, ¿qué dices?
—La verdad, sabes a quién me refiero, él nunca te corresponderá, porque su corazón pertenece a otro desde hace mucho tiempo y eso, igual que yo, no podrás cambiarlo nunca y esa es nuestra maldición, mi querido amigo.
Jungkook permaneció helado al escuchar las amargas palabras de Jimin y más al comprobar que él estaba más que seguro de sus sentimientos hacia Taehyung, se lo esperaba, pero escucharlo era aterrador y doloroso.
Dio la media vuelta y salió presuroso de esa casa donde ya no era bienvenido.
Jimin permanecía de pie con el rostro bañado en lágrimas, hasta que ya no pudo más y estalló, lanzó un grito desgarrador y se dejó caer enterrando sus dedos en la tierra, dando alaridos tan lastimeros que los empleados y su madre corrieron a su encuentro.
La señora Park alarmada lo abrazó tratando de calmarlo.
—¡Jimin! ¿Qué te ha ocurrido? ¿Qué tienes? —angustiada y sin recibir respuesta de su hijo solo se dedicó a abrazarlo hasta que se le pasara la crisis, las explicaciones vendrían después.
Jimin vertió todas las lágrimas que tenía guardadas hace mucho tiempo, al fin pudo hablar de esa angustia que oprimía su corazón, al final pudo gritarle a Jungkook su dolor más profundo, aunque en el proceso desgarró también su alma. ¿Qué pasaría ahora cuando se enteraran sus padres de lo ocurrido? Y faltaba el escrutinio de la cruel sociedad, que más daba, de todos modos, ya estaba muerto.
Jungkook salió de la mansión justo cuando su chofer llegaba, subió al vehículo dando gracias a Dios de no haber tenido que haberlo esperado afuera de una casa de donde fue echado. A pesar de saber que hizo lo correcto, no pudo evitar sentir un dolor profundo, se había despedido no solo de su prometido, sino de su gran amigo, de su confidente.
A su mente llegaron los recuerdos más gratos a su lado, cuando por primera vez se lo presentaron en casa de los Doctor, era un chiquillo que con solo llamarlo por su nombre se sonrojaba.
Los días del Seoul International School fueron inolvidables, sus detalles interminables "¿Cómo es que todo eso se convirtió en nada? ¿Qué pasará de ahora en adelante? ¿En verdad, nunca más nos volveremos a ver?". Eso era inevitable si los dos vivían en la misma ciudad, pertenecían a la misma sociedad y sus familias tenían negocios en común, sin contar los amigos en común. Ahora la familia Park se había vuelto un punto débil al terminar su compromiso con Jimin.
Este desafortunado suceso no solo afectaba a dos personas. Por su cuenta, defendería a la Familia Park de las carroñas del mundo de las finanzas, aunque no quisieran ser defendidos por dignidad u orgullo, todo este asunto iba a producir realmente un gran desastre y apenas estaba comenzando.
Dos semanas después Jimin estaba al pie de la ventana de su habitación, la cual daba al jardín. Ya no lloraba, se le habían acabado las lágrimas, pero estaba en un estado de depresión, que sus padres temían por su salud, con la mirada perdida hacia su jardín se pasaba las horas, y solo recibía alimento si se lo entregaba su madre.
Escuchó el suave golpeteo de la puerta.
—Jimin, querido, abre la puerta, soy tu madre.
Park arrastrando sus pies abrió la puerta y regresó al mismo lugar frente a la ventana.
—Mi cielo, te traje el desayuno, veo que miras el jardín, ¿no hace un día precioso? Si quieres, te espero en lo que alistas con esa ropa hermosa que tienes y vamos a dar un paseo.
—Gracias mamá, pero no me apetece.
—¿Y qué tal recibir una visita?
La señora Park miró hacia la puerta que dejó abierta a propósito, entonces entró su amigo Taehyung, iluminando la habitación con su sola presencia. En los pasados días Jimin había rechazado su visita, pero ahora al tenerlo en frente no pudo contenerse y llorando corrió a su encuentro y cayó en sus brazos.
La madre de Jimin salió sigilosamente de la habitación mientras Taehyung abrazaba y acariciaba la espalda de Jimin cariñosamente, mientras su hijo se desahogaba entre sollozos, nunca había aceptado que la amistad entre su hijo y Taehyung continuara, pero si con eso Jimin reaccionaba y volvía a ser el de antes, se lo debería toda la vida.
—Taehyung —dijo Jimin tratando de recobrar la compostura—. Perdóname por no haberte recibido antes, pero no podía.
—Lo entiendo, Jimin, no tienes que darme explicaciones.
—Es que duele tanto.
—Minnie, sabes que comparto tu dolor, aún recuerdo tu apoyo cuando regresé de Australia y tú esperaste hasta que yo tuviera el valor suficiente para poderte hablar de lo que ocurrió, si tú fuiste discreto ante mi sufrimiento, ¿por qué no habría de hacer lo mismo por ti?
—Pero son situaciones muy diferentes, aunque no estén juntos, tú lo amas y eres correspondido, yo en cambio nunca recibí una muestra de amor verdadero.
—¿Qué crees que es más doloroso, un amor no correspondido o un amor prohibido? Vaya, que par somos, al fin y acabo somos dos tontuelos frustrados por amor.
A Jimin le hizo gracia el comentario y el como lo dijo, que sin pretenderlo dejó salir una risita nerviosa.
—Ríete Jimin y después mira hacia adelante, sé que pronto te enamorarás de nuevo.
—¿Acaso lo has logrado tú? —le dijo enjugando sus últimas lágrimas—. Creo recordar que fue lo mismo que yo te dije en aquella ocasión.
Taehyung se quedó callado y meditó un momento y con voz melancólica contestó.
—Tienes razón amigo, ahora estoy más seguro que nunca, que jamás podré entregarle mi corazón a otro hombre que no sea él.
—Lo mismo pienso yo de Jungkook.
—Pero nuestro dolor no es motivo para que te abandones a tu suerte.
—¿Y qué caso tiene? Jungkook representaba todo mi mundo, ahora no me queda nada.
—¡Niño tonto! —recriminó alzando la voz—. Existe mucha gente a tu alrededor que necesita la comprensión y el amor que tienes para dar.
—Insinúas que me convierta en doctor, que me ponga a poner vendas, inyecte, me llene de sangre y más linduras que tú realizas.
—¡No tontuelo! —rió acariciando los cabellos sedosos de Jimin—. Tú tienes que encontrar tu vocación.
—¿Mi vocación? —Park lo miró pasmado.
—Quiero decir, encuentra lo que más te guste hacer y compártelo con los demás, aunque espero que no escojas el ir de tertulia en tertulia, pero si lo haces, de igual manera tienes mi apoyo —dijo dando una pequeña inclinación en forma de reverencia que terminó por hacer sonreír a su amigo.
La visita terminó y la señora Park quedó más que agradecida por ello al escuchar a su hijo bajar las escaleras para comer con ella y su padre, más no se hubiera quedado tan tranquila de saber que Taehyung había sembrado una nueva la inquietud en Jimin.
✧✦✧
Era otro día más en la ciudad de Seúl, el ir y venir de las personas nunca cesaba, pero para Jeon Jungkook era un día más que vivir lleno de confusiones. Habían pasado dos semanas desde la ruptura con Jimin y lejos de sentirse liberado, se sentía atrapado en un torbellino de emociones encontradas. Por una parte, no podía dejar de pensar en Jimin y en el daño que le había hecho, la culpabilidad lo estaba matando. Por otra parte, tenía ganas de ver a Taehyung siendo ya un hombre libre, pero el temor de no saber lo que Tae diría o haría al saber todo lo que pasó con Jimin lo tenía sumamente nervioso.
No era de caballeros ir a buscar a Taehyung para declararle su amor, sobre todo si su ex prometido y él eran los mejores amigos. No dejaba de recordar una y otra vez las últimas palabras de Jimin.
—¿Si declaro mi amor a Taehyung me rechazará?
¿Seguiría ese tonto australiano ocupando su corazón, a pesar de que está comprometido con otra?
Taehyung no había tratado de buscar una nueva pareja, solo se dedicaba a trabajar. La razón no la quería saber.
Tratando de calmar su remordimiento trató de hablar con el padre de Jimin en su oficina, pero el Señor Park fue muy tajante y ni siquiera lo recibió, quiso saber de Jimin por medio de las empleadas a las cuales interceptaba cuando salían de compras, pero el hermetismo de ellas lo dejó más deprimido. Entonces decidió buscar a Taehyung y encarar las cosas de una buena vez.
Llegó a la hora del almuerzo justo cuando Taehyung salía para comer con Changbin.
—Hola Taehyung.
—Hola Kook, ¿cómo estás? —dijo sonriendo de oreja a oreja para luego propinarle un puñetazo en el estómago.
Jungkook se dobló hasta caer a los pies del muchacho, el cual se dedicó a mirar sus uñas mientras él trataba de tomar aire.
—Esto es por lo de Jimin, ¿verdad? —pudo decir jadeante incorporándose.
—¿Tengo que contestar? —pasó de largo del joven y siguió su camino, pero Jungkook lo siguió.
—Perdóname Taehyung, hice todo lo posible para mantener esa relación, pero no funcionó, sé que te hice una promesa, la de cuidar de Jimin y yo...
—¡Cerebro de mosca! —dijo parándose abruptamente y dando la vuelta para encararlo, cosa que sorprendió a Jungkook que casi se estrella contra él—. Al decirte que cuidaras de él, era una forma de iniciar una amistad, que después se convertiría en amor, después se casarían y tendrían muchos hijitos, pero en vez de eso, te dedicaste a cuidarlo como a una hermano o a un cachorrito.
—El amor no se fuerza —se defendió tratando de decir lo que sentía—. No siempre una amistad termina en amor.
Taehyung trató de seguir sermoneándolo, pero se contuvo, mirándolo a los ojos le habló tranquilo.
—Lo siento Jungkook, tal vez en ese momento me pareció que tenían un futuro ustedes dos. Jimin y yo debimos preguntar por tus sueños, perdóname.
Jungkook no supo que decir, solo se le quedo mirando, preguntándose también cuáles eran sus sueños, Tae volvió a sonreír rompiendo la tensión.
—Vamos Jungkook, ven a comer con Changbin y conmigo.
—Gracias, pero tengo un compromiso previo, solo pasé para disculparme por lo de Jim —dijo dándole un beso en la mejilla y se despidió presuroso, sin darle tiempo a protestar, dejándolo sorprendido por su reacción, esto no era lo que hubiera querido que pasara, tal vez no era tiempo todavía, "¿cuándo lo sería?".
Sin ningún compromiso en realidad, caminó sin rumbo fijo, tratando de poner en orden sus pensamientos. Cuando se encontraba comprometido con Jimin era un hecho que su corazón pertenecía a Taehyung, ¿cómo se explica que ahora que era un hombre libre, él no poder definir lo que sentía en su corazón? Quizás el reciente rompimiento con Jimin lo atormentaba todavía, o quizás la amistad entre ellos le impedía decidirse.
Lo cierto es que cuando lo tuvo enfrente, la magia que sentía por él ¡desapareció! ¿A caso era broma del destino? Tal vez todo su enamoramiento solo se debió al reto de alcanzar lo prohibido. Levantó su vista hacia los edificios de la gran avenida y se posaron en el imponente cine de la Ciudad. ¿Otra burla del destino? ¿Por qué se le presentaba ante él lo que representaba al gran rival de toda su vida? El gran Min Yoongi y para colmo, giró su cabeza al edificio junto a él, como un guerrero que no se deja vencer por el tiempo, se encontraba el edificio que era la universidad de Seúl.
¡Su universidad! Una risa sofocada salió de su garganta, ¿qué clase de prueba era esa? ¿Qué enredados hilos se estaban tejiendo? Esperaba tener las respuestas muy pronto.
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